Hablando con Hilo
Ver a Linda en el trabajo es como ver actuar a tu actriz favorita. Con una precisión impresionante en cada corte y cada puntada, sus piezas irradian autenticidad y singularidad. Usando lino y algodón como sus ingredientes principales, Linda ha logrado cocinar una fina línea de prendas durante el último año. Su ajuste acogedor y su aspecto elegante hacen que no quieras desvestirte nunca. Se dedica tanto tiempo, energía y sentimiento al trabajo de Linda y es evidente que sus creaciones son pura pasión. Son una representación de ella como persona. Diseñar ropa es parte de lo que es Linda, tiene raíces profundas y es puro. Todas sus piezas cuentan una historia y está claro que fueron creadas con un objetivo. Linda es una verdadera artista, su ojo para el diseño es verdaderamente distintivo. Hilo y El Mar representa su amor por la naturaleza, la playa y la vida junto al mar. Linda, originaria de Guadalajara, incluso ha logrado introducir un toque de street style en sus piezas. Su ropa es apropiada literalmente para cada ocasión. Ya sea que vaya a un cóctel, a un paseo por la playa o simplemente a dar una vuelta por el centro, Hilo y El Mar y las pequeñas colecciones que contiene lo respaldan.
Podría haberme sentado en Hilo y el Mar todo el día, viendo a Linda y sus dos talentosas colegas, Frida y Maritza, hacer su magia. La forma en que se mueven por la máquina de coser y los utensilios es absolutamente sencilla y fascinante. Cada una presta mucha atención a los detalles y trata la ropa con tanto amor y ternura, como si fueran amigos de hace mucho tiempo.
Cuando uno entra, hay una estación de joyería y accesorios. Colgado alrededor de las paredes están las piezas de Linda, diseños de Calmar y Hilo y El Mar. Cuelgan dentro madera y soga. Pero cuando miras más allá de la entrada, ves dónde ocurre la magia. Las máquinas de coser, los diseños y bocetos, las plantillas y los materiales. Te sientes intrigado y emocionado, como un niño en el taller de Santa Claus. El ambiente pintoresco y minimalista de Hilo y El Mar, tanto el taller y la tienda, es única. Con plantas y espejos colocados metódicamente alrededor del espacio, es absolutamente acogedor y agradable. Olvidas dónde estás en el mundo y te pierdes en el taller de Linda y la belleza de Hilo y El Mar.
Nos sentamos con Linda para entender su historia y cómo llegó a ser Hilo y El Mar:
J: ¿Cómo empezaste a hacer ropa?
L: Yo empecé desde que era muy pequeña, porque mi mama cose. Entonces siempre tuve alcance de las máquinas, las telas y todo. Siempre experimenté con las máquinas de mi mamá y mi mamá se enojaba porque siempre las descomponía o algo, hasta que me dijo así, si quieres aprender a coser, yo te voy a enseñar. Tenía como 15 años cuando ya me empezó a enseñar a coser. Obviamente salia super feo pues porque así es como se inicia.
Y cuando estaba estudiando en la prepa, empecé haciendo faldas para vender con mis amigas y haciendo mis primeros diseños, fue ahí cuando me di cuenta que quería estudiar diseño de modas. Así fue como nació mi sueño por hacer ropa.
J: Ah, qué bueno! Entonces lo traes en los genes?
L: Si, es de familia, pero yo también siempre quería hacer cosas con las telas. Veía un pedazo de tela y siempre quería hacer algo. Me acuerdo que me hacía mochilas, faldas, blusas, a mis barbies les hacía ropa. Así fue, yo desde muy pequeña ya usaba la aguja de mano.
J: Que padre! Y en la escuela tus amigas usando tu ropa?
L: Si, de hecho mis amigas me dicen, “ve todo lo que has hecho! Cómo empezaste a hacer faldas y cosas.
J: Y crees que tu estilo ha cambiado? O que es muy parecido a cómo empezaste?
L: Pues, no fue hasta que llegue a Vallarta cuando realmente vi el concepto que quería hacer. En la ciudad hacía ropa de fibras sintéticas, ya había tenido dos marcas antes de esta y fueron en colaboración con amigas. Pero yo siempre fui la que sabía coser y patronar. Yo siempre fui esa, a mis amigas les gustaban más las ideas. Me di cuenta que no era muy equitativo y fue cuando me vine a Vallarta y puse mi taller de costura. Empecé más bien a agarrar el estilo cuando descubrí el algodón, las fibras naturales, decidí hacer ropa para la vida en la playa, pero que este chida. No queria la tipica tienda de manta o de bordados, quise darle un estilo más moderno que es lo que me gusta a mi.
J: Si, la ropa que uno puede usar en la playa y en la calle. Entonces, ¿siempre fue tu sueño tener tu propio taller y tienda?
L: Si. Cuando yo entré a estudiar la universidad, mi mamá me dijo que yo tenía que hacer algún ingreso para poderla pagar. Entonces mi mamá me abrió un taller de reparacion de ropa, yo tenia como 18 o 19 años. Fue como mi primer negocio que tuve y tenía que hacer reparaciones, pero estaba muy chica yo, no lo pude hacer. Este fue mi primer intento y no. Después con una amiga creamos una marca llamada Linda Paloma, mi amiga se llamaba Paloma. Hicimos esa pequeña marca y duró como un año. Después hice otra llamada Leon Baltazar, el apellido de una amiga y mio, estaba muy chida, tenía una onda urbana. Esas fueron mis primeras referencias. Ya después no lo hice, pero siempre tenía el sueño de hacerlo. Entonces me metí a trabajar a un taller de costura. En un taller hay una diseñadora, hay otra que es el patronista, quien hace el patrón en papel, y una persona que es la muestrista, que es la persona que hace la primera muestra del patrón. Y así como yo lo hacía, lo mandaban a las fábricas gigantes para que lo maquillaran las personas. Entonces yo era la muestrista. A mi siempre me encantó coser la verdad, de hecho en la universidad siempre me decían que yo era una costurera, a nadie le gustaba coser, solamente a mi. A mi me encantaba la verdad, me pagan por hacer las tareas de costura jaja.
Cuando trabajé en ese lugar, aprendí muchísimo de terminados, de cosas industriales, de cómo se manejan los patrones, de cómo se llenan las fichas técnicas, todo lo que involucra la moda. Ahí trabajé como 6 meses y estuve ahorrando para comprar mis primeras máquinas, que fueron estas (todavía las tiene). Ya cuando las compré, me salí de trabajar, de ahi me quise abrir un pequeño taller en mi casa, fue cuando ya vivía con Mario en Guadalajara, y lo tenía en mi casa. Me mandaban a hacer vestidos y así, fue cuando empecé a experimentar un poco más. Fue hasta que me vine para acá a vivir que me traje mis maquinas. De hecho fue muy chistoso, porque la gente que lo sabe me recuerda, yo no conocía a nadie, llegamos a Valle Dorado, es una colonia lejos y yo no sabia que hacer, cómo tener ingresos, entonces imprimí unos papeles que decían que hacía reparaciones de ropa y los pegue en todos los postes de allá. Hasta que llegó una chava de aquí, que ahora es muy amiga mía, ella tenía una tienda de disfraces, le ofrecí hacerle disfraces. Empecé haciendo disfraces para sus hijos y después terminé haciendo como 300 disfraces para un festival del Colegio Tepeyac y varios colegios. Así fue como inicie a hacer más cosas aquí en Vallarta, nos dedicabamos a hacer los disfraces para los niños cada año. Pero también no me sentía satisfecha totalmente con eso, no era lo que quería hacer. Nos iba mas o menos bien, eran muchos disfraces pero era mucho trabajo. Estaban muy bonitos esos disfraces.
Cuando yo tenía dos meses de embarazo, vimos este local (taller de Hilo y el Mar ubicado en el centro) y me dijo Mario que si quería poner mi taller en el centro nos podíamos venir a vivir a Vallarta. Así fue cuando nos vinimos a vivir para acá. El taller no se veía como es ahorita.
J: Me imagino que tuviste que trabajar mucho para que se vea como es ahora.
L: Sí, tenía lo básico, como la mesa. El concepto siempre lo tuve en mente y estaba ahí desde un principio. Siempre lo soñaba, como quería que fuera mi taller, que estuvieran en venta las prendas pero que también pudieras ver cómo se están haciendo, que fuera un taller/boutique, eso fue lo que siempre me gusto.
J: ¿En qué año vinieron a Vallarta?
L: En el 2016.
J: Y en el 2017 abriste el taller?
L: Sí, todo pasó bien rápido.
J: ¿Cómo te sientes teniendo tu propio taller?
L: Ha sido difícil, teniendo un hijo y tener toda la responsabilidad de él, no tengo a mi mamá aquí, pero también si yo lo quiero lograr, lo tengo que hacer por mi propio esfuerzo. Sé que todo depende de mí, nadie va a venir a decirme, “oye Linda, yo te voy a ayudar a hacer esto.” Cuando hay un logro, me siento muy satisfecha y quiero hacer más logros. Quiero seguir creciendo. Es muy chido la verdad.
J: Tienes a dos chicas aqui, cierto?
L: Sí, Frida es la que tiene más tiempo, ella ya va a cumplir dos años conmigo y Maritza justo acaba de cumplir un año trabajando aquí. Pero antes de encontrarlas, pase por muchas más que le encanta esto, de la costura, la moda, que lo valore y que tenga estilo aparte, porque ellas a veces aportan con ciertas ideas.
J: Claro, necesitan tener estilo y el ojo para la ropa. ¿Cuál fue la respuesta de la gente cuando abriste el taller?
L: Al principio era un taller de reparación de ropa, así fue como decidí abrir yo. Fue difícil el cambio de dejar de hacer reparaciones, la gente se enojaba. En diciembre del 2019 fue cuando comencé a hacer ropa. Tuve a Marcel y no podía emprender al 100% al principio, hasta que un dia me invitaron a participar en un bazar y dije que sí, sin tener nada de ropa. Solo tenía una bolsa de telas que me vienen acompañando desde siempre, desde la universidad, decidí hacer lo que saliera con lo que tenía, no tenía mucho dinero para invertir. Con esa primera colección, la cual vendí toda, pude juntar más dinero para poder comprar lino, el lino es muy caro. Hice una inversión de lino y así como se iba vendiendo, lo iba ahorrando e invirtiendo. Después de medio año, pudimos comprar dos máquinas de coser más. Así fuimos creciendo un poco más.
J: Wow, en tan poco tiempo haz hecho tanto.
L: Siento como que tenía tantas ganas de hacer ropa y salió todo lo que tenía guardado. Me gusta hacer colecciones pequeñas, no me gusta crear un solo modelo y repetirlo, como maquila, eso a mi me cansa mucho. Hago un modelo nuevo, si imagino algo lo hago y se acaba y no importa, hago otras cosas nuevas, tengo muchas ideas.
J: Entonces la respuesta de la gente sobre tu ropa ha sido muy buena.
L: Sí, la gente lo empezó a conocer y a ubicar. Vieron un concepto muy diferente, en Vallarta no existía una marca de ropa así. Hay muchas tiendas tradicionales, pero no hay una marca que tenga diseño y propuesta.
J: ¿Qué significa Hilo y el Mar para ti? Hablando sobre el nombre.
L: Es muy literal, es el hilo y está en el mar, la costura dentro del mar. Pero para mi fue el nombre y llegar aquí, donde su pudo crear, porque en Guadalajara no lo hice. De alguna manera se dio aquí.
J: El taller de reparación que abriste desde un principio, se llamaba Hilo y el Mar?
L: Sí, siempre ese nombre y siempre el mismo logo. El hilo y dos olitas. Siempre tuve todo el concepto, antes de abrirlo ya lo tenía, desde que vivía allí, siempre fue mi sueño. El color negro, la puerta azul… siempre lo tuve en la mente.
J: ¡Qué padre que lograste tu sueño! Háblame un poco de las otras marcas dentro de Hilo y por qué estás haciendo estos proyectos.
Calmar nació en este tiempo de la pandemia. Tengo muchas clientas que son muy jóvenes y no tienen todavía el poder adquisitivo para poder comprar una prenda de arriba de mil pesos, entonces decidí crear una marca que fuera más accesible y también que tuviera una onda más informalona. El hilo es más formal, más elegante. Entonces son prendas de residuos naturales pero más económicas, de modelos más sencillos y para el uso diario. Y va dirigido para un mercado más joven, para las chavas.
J: ¿Cómo supiste que la gente necesitaba Calmar?
L: Porque tengo muchos clientes jóvenes. Venían y veían, decían “¡Que padre!” pero no podían comprar. O me compraba una prenda con mucho esfuerzo, ¿sabes? Entonces dije, necesito hacer algo para que sea más accesible, para que la gente pueda tener moda sustentable pero a buen precio.
J: Entiendo, y ¿la otra marca?
L: La otra marca va a ser Hilo y el Mar Home, será de cojines, cositas para decorar. También irá un poco enfocada a la industria culinaria. Ya que le hice los mandiles a Mario, entonces lanzaré una publicidad de que quiero hacer mandiles, servilletas. Va a ser nuestro nuevo proyecto, ya vamos a empezar a trabajar en eso.
J: Wow, estás haciendo muchísimo. En un año ya tienes dos colecciones en una marca.
¿Hasta dónde quieres llegar con Hilo y el Mar?
L: Me encantaría hacer una marca de moda, pero no tan grande, eso sí tener un taller más grande. De hecho mi sueño mi sueño, les voy a platicar, es que este taller se convierta en tienda nada más y tener un espacio que sea taller/boutique también. Que puedas visitar la fábrica y si quieres ir a hacer un proyecto personal, podrás ir a platicar con nosotras. Tener chicas que estén produciendo Hilo y el Mar y Calmar en un taller un poco más grande. Y tengo puntos de venta, entonces me gustaría buscar más puntos de venta en toda la república, el lugares estratégicos.
J: ¡También estaría padre Fashion Shows!
L: Si, de hecho hubo uno en OPC, ahí estuvimos. Habíamos pensado hacer uno en El Colibrí también, pero luego pasó todo esto. O también algo en la playa estaría súper padre.
J: Y qué tal las bodas, ¿te interesa hacer vestidos para bodas?
L: Si.
J: Entonces, si alguien tiene una idea de una prenda, ¿ofreces pedidos especiales?
L: Si, a veces nos piden algo muy especial y lo hacemos.
J: ¡Qué bueno saberlo! ¿Algo más que nos quisieras compartir?
L: Si, algo que me gusta mucho de este espacio, es que lo comparto con algunas chicas que no tienen oportunidad de rentar un local como tal, entonces tienen un punto de venta aquí. Todas somos de aquí. Una chica que hace joyería que se llama Yarit, luego la chava que me ayuda a cortar, Tlalli tiene una marca de aretes y hay otra chica que se llama Casa Fuh que también está aquí. Eso se me hace padre porque se complementan, yo nunca haré accesorios. Les doy la oportunidad de estar aquí para que tengan su punto de venta. Está padre compartir y ser una comunidad de creativos, sin envidias.
También quiero hablar de este concepto de “slow fashion”. Es un concepto en contra de todas las tiendas como H&M, que es la moda que consumimos más por precio, exclusividad, diseño. Slow fashion es diferente en la manera que da la oportunidad a marcas pequeñas que hacen colecciones pequeñas como yo que son números de prendas limitadas, que no puedes encontrar tantas, y que están usando material sustentable como lino, algodón, materiales naturales. Eso es slow fashion.
J: ¡Qué buena onda! Me encanta el concepto de slow fashion. Sabes qué, estaba pensando también que tu taller tiene mucho estilo como Cha.
L: Pues si, es que tenemos ideas y gustos muy similares. Mario y yo nos preguntamos sobre qué opina el otro sobre lo que hace uno, él siempre me ayuda mucho con esas cosas. Por ejemplo, para Calmar, él me dio la idea de hacer algo más económico, es super bueno para sacar conceptos rápidos. O me pregunta sobre la decoración, toda la decoración de Cha yo la hago.
J: Si, los estilos son muy similares, creo que son un muy buen equipo.
L: Si, la verdad está bien padre porque hemos crecido juntos desde que los dos no teníamos nada.
J: Y ver los sueños sucediendo.
L: ¡Si! Quién iba a pensar, cuando nos conocimos, que íbamos a hacer tantas cosas.
J: Padrísimo. Entonces, para finalizar, estás trabajando ahora en Calmar y en Hilo y el Mar Home.
L: Si, ahorita estamos terminando con prendas (de Calmar) y lanzaremos publicidad de Hilo y el Mar Home con fotos. Quiero lanzar esta propuesta para restaurantes de aquí, de Guadalajara, de la Ciudad de México, restaurantes chidos a quienes les puedo diseñar sus uniformes, que sus mandiles tengan una marca.
También para Calmar haré una colección para hombre, que sea accesible en precio y que tenga diseño con cortes diferentes, sería pequeña al igual.